Celebramos por segundo año la Jornada Mundial de los Pobres que, por deseo expreso del Papa Francisco, está llamada a ser una de las grandes Jornadas de reflexión, oración y acción que la Iglesia Católica ha de celebrar cada año en su continuo afán por construir el Reino de Dios entre los hombres y manifestar su amor preferencial por los pobres.
Este año el Papa nos propone como lema de la Jornada la preciosa frase del salmo 34, 7, «Este pobre gritó y el Señor lo escuchó». Una frase que nos recuerda, en palabras del propio Francisco, que Dios siempre escucha y responde y que la respuesta de Dios al pobre es siempre una intervención de salvación para curar las heridas del alma y del cuerpo, para restituir justicia y para ayudar a reemprender la vida con dignidad.
Actitud ante los pobres y las pobrezas
En las palabras del salmo, y en las del Papa, encontramos un modelo preciso de cuál debe ser la actitud de la Iglesia ante los pobres y las pobrezas que diariamente van surgiendo ante nuestros ojos en un mundo que elogia, sigue e imita a quienes tienen poder y riqueza, mientras margina a los pobres, considerándolos un desecho y una vergüenza.
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