Magistral pregón de Semana Santa, lleno de reflexiones, el que ofreció ayer tarde el sacerdote y periodista, Alfonso Olmos, en su parroquia de Santa María, la misma que donde creció espiritualmente y en la que hace dos décadas recibió el sacramento del Orden Sacerdotal, que una vez más se encontraba abarrotada de público.
Alfonso reconocía «cierto temor y mucho gusto» en el hecho de ser pregonero, y destacaba el paralelismo de sus dos vocaciones, sacerdote y periodista, «porque anunciar el evangelio la mejor de las noticias», para mostrase orgulloso de la ciudad que le vio nacer y proclamar al mismo tiempo que «la Semana Santa de Guadalajara puede estar orgullosa de ser lo que es».
Recordó a los pregoneros que le han precedido en la tarea y agradeció el ofrecimiento de la Junta de Cofradías para este papel, citando brevemente el origen y el devenir histórico de las hermandades de Guadalajara, «que vivieron su resurgimiento a finales de los ochenta».
Introduciendo el fondo de su discurso, la espiritualidad, dijo que las expresiones de Semana Santa «no son solo folclore», y comenzó un detallado recorrido por el significado humano y cristiano de cada una de las procesiones y citas de la Semana Santa de Guadalajara, con un ejercicio magistral de esa comunicación dual como sacerdote y periodista.
Así habló de la «fidelidad de la fe ante un mundo adverso» y ante el pesimismo existencial, con el seguimiento a Jesús en el Domingo de Ramos o del «desgarro de los abandonados», con la imagen del Cristo de la Expiración, igual que dijo que «un mundo más humano, más cálido y más justo es posible», cuando referenciaba la procesión del lunes Santo con la Misericordia.
Desde la vocación sacerdotal, al recordar la misa del Martes Santo, a la «cruz más sencilla del Viacrucis juvenil, como encuentro con las periferias existenciales, evangelización en estado puro», el pregón de Alfonso Olmos, saltaba de la imaginería al corazón, recalando en la actualidad de noticias, con una agilidad asombrosa.
Introduciéndose en la noche del Miércoles Santo, nos recordaba que «la Esperanza es lo último que se pierde», con el consuelo de la Macarena o que la Salud es necesaria tanto para el cuerpo como para el alma. Así mismo hacía mención a la vocación de entrega, con su alusión al lavatorio de los Apóstoles en la tarde del Jueves Santo.
«Nadie quiere cruces en el estado de bienestar y la indiferencia se apoderado de nuestros corazones, nos hemos vuelto insensibles ante las cruces de nuestros hermanos», señalaba cuando llegó a recordar la procesión de Jesús Nazarenos y la de la Pasión.
También apuntó al dolor de madres desechas en lágrimas, por la perdida de sus hijos, y recordó el mensaje de la madre de Gabriel Cruz, “que usen el dolor para pedir bondad en el mundo”. “Las mujeres sabéis de sufrimiento por eso cargáis con el trono de la Piedad”.
Y con la figura de la Verónica valiente, que limpia el rostro de Cristo, dio las gracias por todos los valientes “que son capaces de enfrentarse a los malos incluía dando su propia vida”, como Ignacio Echeverría, el español que falleció en el atentado del 3 de junio en Londres.
Con las citas del Viernes Santo, recordó que el Amor y la Paz es lo que más necesita el mundo y también apeló a los crucificados de hoy y las dolorosas de nuestro tiempo,” mujeres apaleadas, explotadas y doloridas”. Además proclamó un “no más guerras, no más odio”, a través de la imagen de la Soledad y sus vicisitudes históricas.
Del silencio fúnebre del Sepulcro «y el dolor de la separación de los que tanto amamos», pasó a la esperanza de la resurrección, con la última cita de Semana Santa para pedir que “celebremos la vida, celebremos la resurrección”, como «la mejor noticia”.
Un largo aplauso de todo el público rubricó este profundo pregón, antes de que Alfonso Olmos, que en la actualidad es párroco de Alovera, Quer y El Cardoso, recibiera de manos del presidente de las Cofradías, José González Vegas y del alcalde de la ciudad, Antonio Román, el cuadro con las medallas de todas las Cofradías de Guadalajara, y las felicitaciones del propio obispo de Guadalajara, Atilano Rodríguez, por su mensaje.
¡¡¡Muchas felicidades, Alfonso. Magistral pregón!!!
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